Cómo la terapia magnética y la tecnología de iones negativos pueden reducir el dolor de rodilla

El dolor de rodilla es una de las afecciones más comunes para las cuales las personas buscan asesoramiento médico. Se estima que uno de cada cuatro adultos se ve afectado, y los números han aumentado sustancialmente en los últimos 20 años. Además de causar molestias, el dolor de rodilla limita la movilidad y su capacidad para realizar tareas cotidianas como caminar, subir y bajar escaleras, entrar y salir del baño o incluso ponerse los calcetines.

Una de cada 3 personas mayores de 45 años tiene osteoartritis, por ejemplo, con articulaciones que soportan peso, como las rodillas comúnmente afectadas.

La rodilla es también la articulación que se lesiona con mayor frecuencia en los deportes, con más de un millón de visitas anuales a urgencias por esguinces de rodilla, daño de ligamentos y lesiones articulares solo en el Reino Unido.

El dolor de rodilla también puede ocurrir sin signos evidentes de daño en las articulaciones en la radiografía o antecedentes de trauma o lesión deportiva. Este tipo de dolor funcional de rodilla se conoce como síndrome patelofemoral y se cree que causa dolor debajo de la rótula como resultado del uso excesivo y las fuerzas de compresión relacionadas con la actividad física en lugar de lesiones o daños por artritis. Un estudio reciente en los Estados Unidos encontró que el dolor patelofemoral se diagnosticó en hasta 14 personas que buscaban atención médica en los Estados Unidos.

Hasta hace poco, los tratamientos habituales de primera línea para el dolor de artritis eran paracetamol oral o medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno. Su uso prolongado ahora se desaconseja debido a la preocupación de que el paracetamol y los AINE puedan aumentar el riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular. El uso a largo plazo de los AINE también está limitado por sus efectos secundarios intestinales y los riesgos de úlcera péptica.

Esto ha limitado en gran medida las opciones de tratamiento disponibles. Las cremas y geles analgésicos tópicos ahora se usan más ampliamente, al igual que los enfoques naturales como los suplementos alimenticios y el uso de la terapia magnética para reducir el dolor y ayudar a la curación.

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