Se ha considerado ampliamente que correr, particularmente durante períodos prolongados de tiempo, es malo para las articulaciones.

Con cada golpe sobre el pie que hace que la rodilla de un corredor resista una fuerza equivalente a ocho veces su peso corporal, es difícil suponer cualquier otra conjetura que correr es malo para las rodillas.

En los últimos años, cada vez hay más pruebas a través de la investigación de que no solo no hay absolutamente ninguna conexión entre correr y la artritis, sino que las personas que practican ejercicio vigoroso, como correr regularmente, en realidad pueden estar ayudando a protegerse del daño en las articulaciones más adelante en la vida.

La Universidad de Stanford realizó un estudio de 21 años que examinó el impacto que las diferentes intensidades de actividad tuvieron en las articulaciones. Los investigadores monitorearon a 1,000 corredores regularmente activos de un club de atletismo y compararon los resultados con 1,000 no corredores, a quienes también examinaron durante un período de 21 años. El estudio concluyó que las rodillas de los corredores no estaban en peor forma que las articulaciones de los no corredores. Según James Fries, el líder del estudio y profesor emérito de medicina en la Universidad de Stanford:

"Tenemos corredores que promedian 200 millas al año y otros que promedian 2,000 millas al año, sus articulaciones son las mismas".

El estudio no solo reveló que las articulaciones de los corredores estaban en tan buenas condiciones como sus contrapartes que no corrían, sino que también descubrió que los corredores también experimentaron menos discapacidades físicas y una tasa de mortalidad 39% menor que los no corredores.

En alianza con los hallazgos del estudio de la Universidad de Stanford, un estudio publicado recientemente en la revista Arthritis Research and Therapy en los EE. UU., Los investigadores descubrieron que correr realmente hace que las rodillas sean más resistentes al dolor causado por el desgaste general. El estudio descubrió que los adultos que corren regularmente pueden esperar no solo un 25% menos de dolor en las articulaciones más adelante en la vida, sino también un riesgo significativamente menor de padecer osteoartritis.

Con este conocimiento a bordo, ahora todos no tenemos excusas para no atar esos entrenadores y comenzar a golpear las calles.

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